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“La verdad absoluta no existe, cada uno creamos nuestra propia realidad”
por: Aislinn Derbez

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En esta ocasión invité a una persona que ha cambiado mi vida y que en el último año ha removido de mi cabeza una infinidad de creencias que yo ni siquiera imaginaba que se encontraban ahí: Nilda Chiaraviglio.

Nilda es psicoterapeuta de relaciones de pareja, relaciones familiares, sexóloga y especialista en diversidad sexual con más de 30 años de experiencia; también es autora del libro “Pareja en Construcción” y actualmente imparte el diplomado “El Placer de Amar”. La conversación con Nilda giró en torno a la siguiente premisa (que rige su enfoque): “el ser humano tiene una sola libertad, la libertad de elegir lo que piensa”.

Nilda tiene una visión que me encanta porque de manera muy práctica te enseña a mejorar y sanar cada parte de las que construyen la forma en que te relacionas, ya sea con tu pareja o con las demás personas. La verdad es que yo encuentro muy útiles sus enseñanzas incluso para relaciones que no son de índole romántica y creo que esto sucede porque Nilda en lo que verdaderamente te instruye es en destruir todas las creencias que tienes atoradas y limpiar cada rincón de tu cerebro, hasta que te sea posible comenzar a construir una relación real y sana contigo misma que te permita “elegir” desde la autenticidad y no desde las expectativas de los demás que has asumido como tuyas. Platicamos de temas esenciales en la vida (que deberían enseñarnos desde primaria) como: la manera en que se construye nuestra interpretación de la realidad y la singularidad de ésta, qué son las emociones y porqué es tan importante no suprimirlas, la relevancia de comprender que no existe una realidad objetiva, herramientas precisas para evitar y transformar el conflicto en las relaciones, las implicaciones de escuchar al otro con curiosidad (sin juicio), las consecuencias de nuestra conducta y cómo romper los patrones, la incertidumbre como base de la evolución y la bendición que implica la incertidumbre en el amor.

Partiendo de la premisa de que “el ser humano tiene una sola libertad, la libertad de elegir lo que piensa”, de acuerdo con Nilda, nuestra vida es lo que nosotros pensamos y estamos en total libertad de elegir (de la manera que queramos porque no existe una receta) cómo queremos construirla. Para comprender esto, Nilda me explicó que nuestro cerebro, a través de los 5 sentidos, captura unas cuantas variables (no todas porque son infinitas y dependen de la edad) y en nuestro software personal, es decir, nuestra historia de vida, procesamos dichas variables y en función de eso surge una interpretación. Esa interpretación genera que en el cuerpo se produzcan hormonas, neurotransmisores y distintos tipos de químicos específicos. A partir de ello, al cuerpo le pasan cosas, por ejemplo: si interpretamos que ocurre algo agresivo, nuestro cuerpo se va a sentir en guardia y va a generar cortisol y adrenalina. En cambio, si interpretamos que ocurre algo hermoso, vamos a producir serotonina, endorfinas y dopamina. A “eso que le pasa al cuerpo” le ponemos el nombre de “emoción”, (ya sea enojo, tristeza, alegría, etc.).

Para Nilda las emociones son un correo electrónico entre el inconsciente y el consciente. La emoción nos dice cómo nuestro cerebro, de la mano de nuestra historia de vida, está interpretando eso que está pasando allá afuera. Por ende, todas las emociones, no solamente son bienvenidas, sino que son oro puro, porque nos informan acerca de nosotros mismos. De tal manera que las emociones negativas no existen, lo único que existe es la información valiosa acerca de cómo yo proceso lo que pasa ahí afuera y esa creencia de que necesitamos “apagar” o “remover” las emociones “negativas” que nos alteran, implica desaprovechar olímpicamente información nuestra.

Entonces, Nilda propone que partiendo de la noción de que la realidad es únicamente la manera en que cada persona percibe lo que está pasando allá afuera, (en función de su pasado, infancia y demás variables), LA REALIDAD NO EXISTE. Pero pausa: esta aseveración suena más catastrófica de lo que realmente es. El hecho de que “la realidad no exista” quiere decir que nadie tiene la razón absoluta y deberíamos nutrirnos del punto de vista del otro, en vez de sistemáticamente tratar de probar que el otro se equivoca. Este hecho explica porqué, respecto a una misma situación, yo puedo estar percibiendo una cosa espantosa y tú puedes estar percibiendo algo maravilloso. Las dos visiones o percepciones que tú y yo podamos tener de una misma situación son igual de válidas. Por ejemplo: si dos personas van al cine y ven la misma película, aunque la historia sea la misma, ya filtrada mediante su software personal, es decir, su historia de vida, la versión que den sobre la historia que vieron en pantalla será distinta. Desde mi punto de vista, el conflicto llega cuando invalidamos la realidad del otro y nos negamos rotundamente a escuchar su percepción porque a nuestro parecer es absurda.

Nilda también destacó algo que me parece muy relevante: nuestra historia de vida específica es única y por lo tanto, nuestra interpretación de la realidad también lo es. Sin embargo, existen ambientes culturales parecidos en los cuales las personas se desarrollan y por ello terminan teniendo prioridades, deseos y gustos en común. Cuanto más cercano sea el contexto donde nos criamos, las interpretaciones podrían llegar a ser más parecidas. No obstante, es importante recordar que aún en los mismos países, estados o regiones existen distintas realidades que las personas viven, acorde a diversos factores como educación, nivel socioeconómico y características físicas; no es lo mismo vivir en la clase media urbana de Monterrey que en la selva de Chiapas, aunque todos nos identifiquemos como mexicanos.

De acuerdo con Nilda, el único significado de la comunicación es la respuesta, es decir, la comunicación adquiere significado en la respuesta. Esto se refiere a que si yo estoy leyendo la Biblia y tú crees que ese texto es un cuento de hadas, estamos viviendo cosas simultánea y totalmente diversas. Para clarificar este punto abordamos un ejemplo del día a día: supongamos que tu pareja te recrimina que tú nunca lavas los trastes y eso para tí resulta un tanto agresivo porque, si bien no es tu prioridad en la vida lavar los trastes, haces un esfuerzo por lavarlos. La respuesta normal de todos sería discutir y hablar de estadísticas, es decir, mencionar cuántas veces exactamente has lavado los trastes y echarle fuego a la discusión. Sin embargo, Nilda sostiene que es importante diferenciar cuando alguien habla de la realidad que vive y el otro habla de lo que siente para evitar el conflicto. Con esto ella propone que la respuesta a la expresión de un sentimiento sea abrir un diálogo de emoción a emoción; es decir, en vez de contestar “¡claro que si lavo los trastes! Los lavo 3 veces al día...”, bajemos al nivel del sentimiento y la respuesta sea “¿tú sientes que nunca lavo los trastes? A ver, cuéntame cómo es que sientes eso”. Para Nilda, la única manera de entablar un verdadero diálogo que no lastime el vínculo es hablar en el mismo “idioma”, ya sea el de las emociones o el de las estadísticas (según sea el caso). A nivel personal, yo lo entendí como que cuando el otro está diciendo algo que para mi evidentemente no es una realidad, quiere decir que está hablando de sus emociones, las cuales son muy válidas y necesito abordar el tema desde ese ángulo.

Otro punto clave de nuestra conversación fue la importancia de escuchar sin juicio. De acuerdo con Nilda, la única manera de comprender a una persona es escuchando con curiosidad, (es decir, libre de juicio interno), de la misma manera en que los niños escuchan un cuento nuevo. La palabra “porqué”, por donde impacta dentro de nosotros, nos remite a una justificación. Por ello, la pregunta debe ser “¿para qué?”. “Para qué” te lleva inmediatamente a objetivos: “¿para qué te sirve sentir que nunca lavo los platos? ¿Para qué te sirve creer eso? ¿Estás enojado conmigo por otras cosas?”. A su vez, Nilda propone que eliminemos los “me”, es decir, los “me hiciste”, “me dijiste”, “me gritaste” y simplemente asumamos las situaciones como “hiciste - dijiste - gritaste” con la finalidad de dejar de tomarnos como un agravio personal las emociones del otro. (Aquí es importante aclarar que estos aprendizajes que propone Nilda se remiten a situaciones no violentas, las situaciones que involucran violencia verbal, psicológica o física deben ser canalizadas bajo otros esquemas particulares.) En resumen, el emplear “para qué” en vez de “porqué” y eliminar los “me” puede ser la diferencia entre ingresar a un conflicto gratis o darle la vuelta hacia una conversación constructiva.

““Lo único que sana es el amor y el amor sólo sana y es amor si carece de juicio.”
-Nilda Chiaraviglio

Por otra parte, Nilda es de la idea de que si tu vida no te gusta, elijas nuevas opciones y realices cambios. En la conversación ella destacó que cada conducta tiene consecuencias y de esta manera, si ponemos una consciencia mínima en ¿qué conducta mía me produce esta consecuencia? Vamos a poder comprender que lo que se tiene que cambiar no es la consecuencia, sino la conducta. La cual, a su vez, depende de las emociones y éstas dependen de nuestra historia de vida y nuestro sistema de creencias. Nilda para esto dió un ejemplo que me encantó:

“En una tormenta fuerte, ¿qué se rompe primero, un gran roble o un bambú?

El que está más duro es el que se rompe y el más flexible es el que sobrevive.

Así es la vida, cuanto más rígida sea tu posición, más difícil va a ser que puedas llevarte bien con un mundo que está en permanente transformación.”

-Nilda Chiaraviglio

Creo que para entender lo anterior con mayor profundidad es necesario comprender el peso que la incertidumbre tiene en nuestras vidas: Nilda plantea que la incertidumbre es inmanente al ser humano, nace junto con nosotros. Sin embargo, en nuestra cultura comprendemos a la incertidumbre como “inseguridad”. Por ejemplo, bloqueamos el miedo a la incertidumbre que nos provoca nuestra propia muerte y a consecuencia vivimos en una sociedad que se rige bajo el concepto de “no hay que morirse” y hace todo lo posible por evitar su materialización. Incluso hemos generado teorías de cómo superarla como lo son “el cielo” y “el infierno”. No obstante, para Nilda sólo existen dos momentos ciertos en la vida del ser humano: el nacimiento y la muerte. Todo lo que sucede entre esos dos momentos es incierto y de acuerdo con ella, querer eliminar esa incertidumbre es lo que nos produce ansiedad. Si tu fluyes con la incertidumbre y sabes que existe la posibilidad de que si sales a la calle te pueden atropellar y lo asumes, cada momento presente se vuelve mucho más presente.

Colectivamente hemos perdido de vista que la incertidumbre es el origen de la evolución. Es aquello que nos motiva a toda la transformación. Nadie cambia o modifica lo que es perfecto, nos movemos cuando algo nos duele, nos enoja o de alguna manera nos incomoda. Gracias a eso evolucionamos. Y hablando de evolución, de acuerdo con Nilda existen únicamente dos maneras de hacerlo: reflexionar y transformarnos o hartarnos del dolor que sentimos y cambiar a raíz de ello. Si tomamos en cuenta que el ser humano viene a este mundo a transformarse y evolucionar y lo que no evoluciona se extingue, tenemos la responsabilidad de transformarnos o terminaremos por “desaparecer”. Sin embargo, como bien menciona Nilda, el cambio no es fácil porque cuando tú te transformas tiene precio. Tu transformación genera transformación en todo tu contexto y probablemente pierdas vínculos o posesiones si te transformas. Pero ¿con quién tienes que estar en paz mediante tu transformación, contigo o con las personas y situaciones falsas que al momento de crecer dejan de estar disponibles para ti? Yo soy una fiel creyente (por experiencia personal) de que si tú cambias al interior, el resto de acomoda.

También, abordamos de manera breve la gran bendición que implica el que exista incertidumbre en el amor. De acuerdo con Nilda, gracias a que el amor es incierto y riesgoso tenemos la oportunidad de cuidarlo a cada rato y eso es lo maravilloso en sí. Nilda hizo hincapié en que apreciemos a nuestros seres amados sin darlos por hecho, es decir, que no asumamos que si nos vamos, que si dejamos de “estar” para el otro, nuestros seres amados van a seguir ahí, inmóviles como muebles. Nuestros seres amados no son nuestros “muebles favoritos” y debemos tratarlos con el amor y atención que se merecen.

Finalmente, creo que el atreverse a cambiar hacia adentro es una de las cosas que más valentía requieren porque significa “perder” mucho. Y aunque obviamente implica “ganar” mucho más, el problema es que aquello que vas a ganar se encuentra en el terreno de la incertidumbre. Y lo que más miedo nos da a los seres humanos es la incertidumbre; preferimos quedarnos con lo conocido que ya está podrido a aventurarnos a la infinidad de posibilidades que nos ofrece la incertidumbre. Por eso, para mi es muy importante tener presente que la opción de elegir situaciones y personas en nuestras vidas es totalmente nuestra. Pensar lo contrario únicamente nos volvería víctimas de nosotros mismos y de nuestra interpretación de la realidad.

“El ser humano tiene una sola libertad, la libertad de elegir lo que piensa.”

-Nilda Chiaraviglio

“¿Tú qué vas a elegir pensar?

Les dejo los datos de Nilda en caso de que quieran contactarla:
www.parejaysexualidad.com
cursosnilda@gmail.com
Facebook: Nilda.Psicologa
Instagram: @nildachiaraviglio
Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCeF-oWgf-QItBk_4GvXNM2Q/

La Magia del Caos - Un Podcast de Aislinn Derbez