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Qué es el libre albedrío y cómo respetarlo
(el tuyo y el de los demás).
por: Aislinn Derbez

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En esta ocasión decidí que era buena idea diversificar a los invitados y atreverme a hacer el primer episodio en inglés para el podcast (no se preocupen, está traducido). Por eso invité a Jesh de Rox, quien además de ser fotógrafo, escritor, conferencista, poeta, emprendedor y creador de KÎNDRED meditation, ha dedicado gran parte de su vida a estudiar a los seres humanos y sus emociones, especializándose en cómo la mente y el cuerpo crean nuestros sentimientos. Por eso en sus veintes Jesh creó una técnica llamada “Superfeel” que le da a los fotógrafos la capacidad de extraer fácilmente emociones de quien se está retratando. Lo cual revolucionó la industria y hasta el día de hoy la técnica ha sido utilizada para alegrar a más de 100 millones de personas. KÎNDRED, por otra parte, es una forma moderna de meditación que ayuda a los participantes a regular de manera sencilla sus emociones, profundizar sus conexiones y acceder a estados de genialidad creativa. En este capítulo Jesh y yo platicamos de qué es el amor y cómo se relaciona directamente con el libre albedrío, la diferencia entre querer y necesitar a alguien, porqué el dolor es necesario en nuestras vidas y cómo trascenderlo, la definición de Jesh de alegría, la importancia de respetar y practicar la imaginación, así como las razones de porqué la desacreditamos y finalmente, debrayamos un poco respecto a las alternativas creativas que te pueden llevar a resultados distintos en una relación de pareja. Este es un episodio divertido, pero al mismo tiempo bastante conceptual; creo que van a poderse reír mientras les caen varios veintes y lloran tantito.

Desde el punto de vista del invitado de honor, la palabra “love” se puede expresar en nuestro idioma de muchas más maneras que en el inglés. Para Jesh, el “amor” es algo confuso; es mucho más que la palabra en sí y tiene que ver con ofrecer una parte de ti. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar a quién se lo estamos ofreciendo y porqué. Así como que estamos dándole nuestra vida a ese amor (es decir, le estamos ofreciendo amor a nuestra familia, país, pareja o Netflix al cederle nuestro tiempo y dedicación). Concretamente, Jesh piensa que el amar a alguien significa respetar su libre albedrío y prestar mucha atención al límite entre dónde terminan nuestros deseos e intereses respecto a la otra persona y dónde comenzamos a influir (a nuestra conveniencia) en sus elecciones y decisiones, (mediante culpa, conductas pasivo agresivas, traiciones, gritos, enojo e incluso manipulación mediante sexo). Para él, el libre albedrío y el amor están profundamente interconectados; si bien muchas de nuestras acciones vienen de patrones, rutina, genética y aspectos sociales asimilados, el libre albedrío existe todo el tiempo y la habilidad que como seres humanos tenemos de “escoger” le parece en sí misma una representación muy elevada de amor. Y creo que tiene mucha razón, porque podemos incluso, mediante el libre albedrío, negar amor o escoger un amor distinto. Por ello, para Jesh cuando “queremos” que alguien nos “ame” de una manera específica y esa persona elige no hacerlo, estamos transgrediendo su libre albedrío. De esta manera, el libre albedrío es más poderoso que el amor desde su punto de vista.

“Es muy complicado como seres humanos siquiera vernos a nosotros mismos, entonces aunque creamos que le queremos ofrecer todo lo que somos a alguien, hay elementos adicionales que son como tiburones en el agua todo el tiempo... Que usualmente se desencadenan cuando el otro hace o falla en hacer algo. Algunas veces estas situaciones tienen que ver contigo, otras con ellos mismos y en ocasiones, con algo sucedido muchos años atrás. Las relaciones son algo confuso y sesgado.”

-Jesh de Rox

Jesh me confesó que él considera que no creció rodeado de suficiente amor y eso le hizo desarrollar la necesidad de querer sentirse amado, de querer “conseguir” ese “objeto”. Entonces constantemente trató de convertirse en aquello que creía que los demás querían o necesitaban que fuera. Lo cual lo llevó a comprender que esa forma de atención tan particular que se recibe a cambio de sacrificar lo que uno es, está vacía. Jesh da la metáfora de que es como comer papas: mueres por comértelas, las consigues, te las atascas y después te sientes vacío porque no te nutren y te das cuenta que no eran realmente importantes para ti. Por ello, hoy reconoce una diferencia sustancial entre el querer y el necesitar. También, Jesh citó una frase de Bob Dylan que le encanta por la reflexión que suscitó en él respecto a este tema: “¿quién eres para que yo tenga que mentirte?” Y posteriormente planteó la siguiente cuestión: ¿quién es esa persona sentada frente a ti en casa o en tu teléfono que te lleva a sentir que tienes que ser algo “diferente de lo que eres” sólo para que te mire y te diga que eres lo suficientemente bueno? ¿Por qué valoras su opinión mucho más que la tuya? De acuerdo con Jesh, amarnos a nosotros mismos requiere que respetemos nuestro libre albedrío y el primer paso para lograr eso es descifrar cuál es nuestro libre albedrío.

Platicamos también del dolor y cómo afrontarlo de manera constructiva. Jesh una vez escuchó de boca de un científico que “la gente no cambia hasta que está suficientemente lastimada” y se negó a creerlo, sin embargo, él considera que el planteamiento debería ser más bien: “¿cuánto estás dispuesto a sufrir? ¿No ha sido suficiente?”. Para explicar lo anterior recurrió a la historia del apóstol Pablo, a quien Jesús le preguntó porqué estaba pateando las espinas, esto en referencia a porqué continuaba lastimándose a sí mismo. (Ojo: aquí Jesh destacó mucho la importancia de que Jesús haya cuestionado lo anterior a modo de pregunta, porque esto implica que estaba respetando el libre albedrío de Pablo.) Jesh piensa que mucho del sufrimiento en la vida es causado no porque el mundo esté lleno de espinas, sino porque el mundo tiene espinas y seguimos pateándolas descalzos sistemáticamente, una y otra vez. Considera que el primer paso para trascender el dolor es tener consciencia de aquél dolor cíclico que enfrentamos y detectar si sentimos ese dolor particular en situaciones similares. Para él, la cantidad de decisiones importantes y positivas que se toman después de muertes o casi muertes, es extraordinaria. Por ello propone que el dolor puede ser usado como una razón para incrementar tu presencia en tu vida y entrar a un estado de exploración creativa, (con lo cual concuerdo totalmente).

“La manera de comenzar a liberarnos de la dependencia de que otras personas desencadenen nuestras emociones es comenzar a construir una poderosa relación de consciencia con nuestra propia mente. Porque, sorprendentemente, una de las ventajas de ser humano es el hecho de poder construir una relación contigo mismo de amistad, (como la que tienes con otros seres humanos).”

-Jesh de Rox

De acuerdo con Jesh, necesitamos al dolor en nuestras vidas porque es una señal para el instinto creativo en nuestra mente de que debe hacer acto de presencia y dirigir su atención hacia un área específica. Él opina que si vemos la raíz del dolor, podemos notar que es algo muy bello en sí, porque este mundo está constituido por una mezcla de circunstancias, siempre en movimiento, que derivan en vida o muerte y el dolor es el sistema de mensajería diseñado para atraer nuestra atención y avisarnos que lo que estamos haciendo no conduce a un buen lugar en nuestras vidas. Por ejemplo, cuando pisamos una piedra filosa, el dolor recorre nuestro cuerpo y le dice al cerebro “ALERTA: se ha lastimado el pie derecho”, lo cual nos indica que algo sucedió y ese algo puede poner en peligro nuestra capacidad de movimiento y de ahí en adelante somos mucho más cuidadosos o cambiamos de estrategia al caminar.

Por eso, de acuerdo con Jesh, cuando el dolor es respondido como un instinto para extraer la energía creativa de la mente, los avances suceden y no son sólo momentáneos, sino que resuelven el “problema” a futuro, impiden que continúe ocurriendo. (Piensen en los zapatos o las casas que nos protegen de caminar y vivir en la intemperie.) Y para Jesh, existen dos modalidades en nuestro cerebro para afrontar el dolor: el cerebro “pelea o huida” y el cerebro “elevado”. El cerebro “pelea o huida” se refiere al modo “reptiliano” que adoptamos y es instintivo. Parte del miedo a morir y no resuelve o trasciende el dolor, únicamente lucha contra éste de manera inmediata y momentánea. Mientras que el cerebro “elevado” se refiere a la capacidad que tenemos de conectar con el otro; de entender de dónde vienen sus intenciones y aventurarnos a extender un canal de comunicación y hacer sugerencias. Por otra parte, Jesh propone tres fases que prevalecen en la resolución de las situaciones relacionadas al cambio:

* Para entender lo anterior, Jesh dio el ejemplo de cómo en una relación, para llegar a una solución creativa que cambie el estado caótico de las cosas, se necesita investigar cuáles son los elementos en juego, de dónde vienen y hacernos conscientes de ellos. Después buscar nuevas interacciones entre dichos elementos (con la nueva información y consciencia que se tiene de ello) y el resultado será una invención que beneficie a ambas personas y parta de la conversación real de los elementos en juego.

En temas más coloridos… algo que me encantó tratar con Jesh fue su concepto de alegría. Para él, la alegría es distinta a la felicidad. La alegría es nuestro nivel de vitalidad consciente; se traduce en esos momentos en los que decimos “hoy me siento muy viv@”, nos cae el veinte de que “es nuestra vida y podemos hacer lo que queramos con ella”, tenemos plena consciencia de las palabras que usamos y nos encontramos totalmente presentes. De acuerdo con Jesh, la alegría es una expresión de presencia. Por lo cual, es de la opinión de que si bien no podemos estar felices tras la muerte de un ser querido, podemos encontrar alegría en el momento de presencia en que tomas la mano de tu ser querido moribundo y verdaderamente lo aprecias (a éste y lo que ha aportado a tu vida). Para Jesh, la alegría sucede cuando centramos nuestra atención en el momento o vemos a alguien profundamente a los ojos. Por ello, encuentra que la vida es eso que pasa mientras nosotros vemos Instagram o TikTok.

A su vez, platicamos de algo que siento que se subestima terriblemente en nuestra sociedad: la imaginación. Jesh la comprende como “la habilidad de concebir una realidad distinta a la que se tiene” y la reconoce como una avanzada forma de cognición. Para él, antes de que algo pueda tomar forma, (lo cual es representado por la energía masculina), antes de experimentar o tratar de construir algo, primero se debe concebir que siquiera existe la posibilidad de “hacer algo”. Y esa capacidad de concebir lo inexistente, lo explica como la materialización de la energía divina femenina, la cual representa la infinidad de posibilidades que existen, (así como la incertidumbre y oscuridad que esto implica). Para él, todo lo vivo siempre comienza con la energía femenina porque debe haber un vientre. No puede existir una pintura a no ser que exista un lienzo blanco antes y ese “vacío” previo, es siempre lo primero, (la imaginación es ese vacío).

Sin embargo, de acuerdo con Jesh, subestimamos la imaginación por las siguientes dos razones: “la imaginación por sí misma no puede hacer nada por ti, debe plasmarse de alguna manera”. Esto implica que tendemos a valorar más lo que ya está plasmado que aquello que “podría” plasmarse; debido a que nuestros sentidos primarios (vista, olfato, tacto, oído, gusto) apuntan hacia afuera de nosotros. Por ello tendemos a sobrevalorar el mundo exterior, tal cual es hoy. La otra razón es: “un pedazo real de fruta te puede alimentar, mientras que un pedazo imaginario no”. Esto se refiere a que existe una distancia considerable entre imaginar algo (energía femenina) y plasmarlo (energía masculina). No es fácil, sin embargo, eso es lo que toma inventar algo: dar muchos pasos en la oscuridad y en lo desconocido (aunque nos de miedo su naturaleza infinita).

Finalmente, me gustaría destacar que para mi, la imaginación es la diferencia (creativa) entre seguir atorados en el dolor cíclico o inventar maneras más inteligentes de lidiar con éste. La imaginación nos dirige a potenciales interacciones, nos introduce a nuevos elementos y nos desatora del pasado y el futuro, enfocándonos en el presente. Lo cual me lleva a reflexionar sobre el concepto de alegría que propone Jesh: me parece simplemente extraordinario que le prestemos nula atención al presente y no recojamos cada momento dichoso (derivado de estar anclados al momento presente y disfrutarlo con todos sus matices) y lo atesoremos. En vez de ello, buscamos constantemente una felicidad ideal a futuro que no va a llegar. Creo que, (aunque en este capítulo terminamos debrayando y muriendo de risa con los consejos maritales ridículos que Jesh ha dado y han funcionado), me llevo el concepto de vivir la vida como exploradores, desmantelando patrones y yendo una pequeña pulgada más allá de lo que conocemos y con lo que nos sentimos cómodos. Desde mi punto de vista, vivir tiene que ser una experiencia divertida, no un limbo en el que morimos de miedo respecto a lo desconocido y alimentamos el dolor cíclico (a lo menso).

@kindred.meditation
@jeshderox
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La Magia del Caos - Un Podcast de Aislinn Derbez